El pasado 27 de marzo tuvimos la tercera y última sesión de las jornadas Ez da entzuten!, que tenía como objetivo reunir a mujeres* músicas para escucharnos mutuamente, compartir experiencias y aprender las unas de las otras. Viendo que el número de participantes había incrementado y que haría buen tiempo, nos mudamos desde Teila Fabrika –que había sido la sede de las jornadas hasta entonces- a los viveros de Ulia, a disfrutar del encuentro de mujeres* músicas que duraría todo el día.
El programa comenzaba a las 10:00 de la mañana pero, debido al cambio de ubicación, las participantes llegaron poco a poco. En total, reunimos a más de 20 mujeres* músicas, y a las 11:00 conseguimos empezar la sesión. Allí estaban las dinamizadoras Maitane Barrenetxea y Olaia Blanco, con todo el material preparado para dar rumbo al grupo a lo largo del día.
Tras explicar la estructura de la jornada y realizar unos ejercicios de calentamiento, comenzamos con la primera dinámica. Dos ejercicios que tenían como objetivo que nos conociéramos mejor, completaron la primera dinámica. En la primera, nos pusimos una pegatina en el pecho y escribimos nuestro nombre y el instrumento y el animal con los que nos identificábamos; teníamos que movernos por el espacio, detenernos y hablar con la que estaba a nuestro lado sobre esas cosas que teníamos escritas en el pecho. En el segundo ejercicio, nos pusimos en círculo y quien quisiera podía contar una experiencia que había vivido por ser mujer* música, dando un paso hacia el centro, y las personas que habían tenido la misma experiencia también daban un paso al centro.
A continuación, en el apartado Mujer y Música, nos pusimos en pequeños grupos y reflexionamos cada grupo sobre un par de temas. Al cabo de tres cuartos de hora, nos juntamos todos los grupos y socializamos lo meditado. De aquel plenario salieron cosas interesantes: en el campo de la «formación», un grupo propuso pasar del plano teórico a la acción, organizando talleres de aprendizaje mutuo (instrumentos musicales, temas técnicos, jurídicos) o encuentros. En cuanto a crear «red», estos talleres y encuentros también ayudarían a socializar y potenciar el conocimiento mutuo. También se abordó el tema de la «maternidad”; por una parte se analizaron los recursos que podemos utilizar para conciliar la música y la maternidad y por otra parte se subrayó la importancia de visibilizar la maternidad en las mujeres* músicas y quitarnos algunos miedos generados por prejuicios y estereotipos.
Otro grupo analizó los puntos fuertes y débiles de ser mujer* música, entre ellos el orgullo que genera ocupar un espacio que no nos corresponde o la necesidad de crear y dar a conocer protocolos para hacer frente a las agresiones. Entre las propuestas se mencionó la idea de organizar una noche de versiones de mujeres*. También se habló de la presión social de tener que cuidar la «imagen» y sobre la importancia de respetar las elecciones personales y grupales sin perder el criticismo y cuidando nuestros discursos respecto a la imagen. El «sistema de cuotas» que utilizan los/as organizadores/as de los festivales para asegurar la participación de las mujeres* fue otro de los campos explorados, así como «cómo conseguir nuestro lugar sin caer en códigos masculinos».
Terminada la segunda dinámica, llegó la hora de comer. Y tuvimos una hora y media para comer, seguir conociéndonos y sacar los instrumentos y hacer un poco de música. Se creó un gran ambiente en el lugar.
La dinámica de la tarde sirvió para «bajar a tierra» lo reflexionado por la mañana y lanzar propuestas prácticas. Nos volvieron a dividir en los mismos pequeños grupos que habían hecho por la mañana, y tirando del hilo de estos campos explorados anteriormente, salieron numerosas propuestas. Una vez finalizado el tiempo, volvimos a acudir a la zona principal para exponer las propuestas a todo el grupo. Se mencionaron, sobre todo, diferentes formas de dar continuidad a este tipo de encuentros: una noche de versiones; la organización de colonias de verano para mujeres* músicas que abarcase talleres, dinámicas, sesiones de jam y conciertos en diferentes pueblos de Euskal Herria; elaboración y socialización de protocolos orientados a conseguir nuestro lugar en la música; realizar una acción para visibilizar nuestra diversidad de imagen; o repetir jornadas como ésta al menos una vez al año.
Otra idea que surgió al final fue crear un movimiento que se identifique bajo un solo nombre. El año pasado «elkarrekin egon ginen (estuvimos juntas)” en el Astra de Gernika y este año hemos hecho oír nuestra voz en la iniciativa «ez da entzuten! (¡no se oye!)». Aunque no se tomó ninguna decisión clara respecto al nombre, está claro que las mujeres* músicas estamos remando en la misma dirección en los últimos años. El 27 de marzo fue un día para las risas, la reflexión y el cuidado mutuo. Y sabemos que, con un nuevo nombre o no, aquel no será el último.
Ez da entzuten!
Testo: Lide Hernando.
Fotos: Saioa Gauilunak.